dilluns, 14 de maig del 2018

COMO ME ENTERÉ DE MI EMBARAZO

Supongo que a todas nos parece increíble el momento en que vemos las dos rayitas en el test, y si llevas años buscándolo ya ni te cuento, pero a mi la historia de cómo me enteré me parece casi de cuento.
Después de haber empezado el año derrumbada porque veía imposible quedarme embarazada, inicié los trámites de buscar clínica y empezar a mover el tema RA. DEspués de unas cuantas vueltas que ya os he ido contando, en abril posría haberme hecho la primera IS.
El caso es que estaba tan estresada que decidimos postponerla hasta junio, cuando cogiese vacaciones y las ida y venidas a Barcelona las podría hacer libremente sin tener que estar pidiendo permisos o dar explicaciones.
No se si os he dicho alguna vez que todos los meses tenía algún síntoma de embarazo, si me dolían los pechos o estaban inchados pensaba que estaba embarazada, si una noche dormía como un tronco, estaba embarazada, si me notaba cansada, de mal humor...embarazada. Imagináos cuando me venía la regla el bajonazo tremendo. Además en el bolso llevaba una libreta con todos los test de ovulación pegados, las fechas de las reglas, cuanto me duraban y demás. Vamos obsesionada a niveles enfermizos.
La cuestión es que cuando en abril decido postponer el inicio del proceso hasta verano me harté de hacer pis en palitos y lo mande todo "a fer la mà" como dicen en mi tierra. El dia de Sant Jordi monté una parada de artesanía en Barcelona y cuando voy al baño y veo que mi querida amiga la menstruación había hecho acto de presencia me acabé de derrumbar.
El 22 de mayo era el último día de clase de mis alumnos así que organizamos un día con actividades especiales, entre ellas juegos clásicos como el pañuelo, ponerle el rabo al burro o saltar a la comba. Yo ni corta ni perezosa decidí jugar con tacones, con mis kilitos y con mis añitos al pañuelo. Antes de empezar a jugar me pasó por la cabeza el flash de, a ver si estoy embarazada, como me caiga...(cosa que aparté de mi mente porque esa mañana había empezado a manchar, de hecho me regañé a mi misma por esa obsesión de pensar constantemente en que estaba embarazada).
Empiezo a jugar y ZAS al suelo con una torsión del tobillo y la rodilla antinatura. Aguanté el dolor como buenamente pude hasta que al ver que no se me pasaba llamé a mi marido para que me llevase al hospital.
En el coche iba rayadísisma, le dije que tendría coj... que esté embarazada, porque claro si lo estoy no me voy a hacer una rediografía, bla bla bla, y me contesta el con toda la calma del mundo, pues hazte la prueba, si tienes tests en casa.
Total que nos vamos a casa antes de ir al hospital y me hago el test. Cuando al ratito empiezo a intuir las dos rayitas yo ya estaba flipando. Como muchas veces en los tests de ovulación yo veía dos rayitas y mi marido no, salgo del baño medio despelotada y le pregunto: ¿Cuantas rayas vez aquí?, dos me contesta tan tranquilamente...Ah! pues estoy embarazada. Nuestras caras eran para habernos grabado, estábamos en shock, por fin conseguía el embarazo, cuando menos me lo esperaba y me enteraba de la forma más rara.
Lo que vino después os lo cuento otro día.




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